19.7.11

Osaka o la cuesta grande


Cuando antiguamente la gente iba desde la capital hacia la costa tenía que subir una cuesta grande (O-saka: 大阪) y entonces llegaba a una ciudad llena de comerciantes de arroz, gente libre que vivía al margen de las normas y protocolos de la corte (Kioto) y de la recta severidad de los samuráis (Kamakura). Por eso esta ciudad (la tercera más grande de Japón en la actualidad) es una urbe de cómicos, bares y regateos. Yo pensaba que el regateo estaba excluido del trato comercial en Japón, pero estaba equivocado. Toda esta preciosa información me la han proporcionado mis dos amables cicerones voluntarios y voluntariosos, los profesores Yoshitaro Ito y Tani Zenzo. Hablan perfectamente español y pertenecen a una asociación que me ha invitado a dar una pequeña conferencia en agosto (ya contaré detalles).
Osaka es una ciudad enorme y plana, repleta de calles con cientos de tiendas, bares y restaurantes a la sombra de los rascacielos. Fue devastada durante la guerra y casi todo lo que se ve (incluido el famoso castillo (que no visitamos por razones climatológicas) es reconstruido. El edifico más singular es su torre metálica, a imagen y semejanza de la de París, pero en pequeño. En el último piso hay un dios de la buena suerte (Billiken) al que, siguiendo una larga e internacional tradición, hay que tocar las plantas de los pies para ser afortunado. En el mirador tuvimos una pequeña charla acerca de la eventualidad de un tsunami en Osaka parecido al del 11 de marzo. Las perspectivas no son nada halagüeñas ni aquí ni en la bahía de Tokio-Yokohama, que están más expuesta al Pacífico. El profesor Ito no me dio esperanzas y lo que veíamos a cien metros de altura podría ser barrido en pocos minutos y quizá antes de lo que fuera deseable. He aquí un momento reflexivo en el que el budismo, con su idea de fugacidad y provisionalidad, demuestra ser un instrumento espiritual de uso cotidiano en este país, que tanto sabe de sufrir catástrofes humanas y naturales.
Los profesores me llevaron a rincones típicos y me hicieron jugosos comentarios sobre el dialecto de Osaka (no dicen "domo arigato", sino "domo" y "okini") y sus grastronomía, basada en el pescado, sobre todo el pulpo cocido dentro de una especie de besamel que luego va rebozada y frita. Lástima que un ciclón se aproximara (el mismo que está ahora mismo ventilando la casa de Kioto) y redujera nuestras posibilidades de espacio y tiempo.
En todos los lugares hay que dejar sitios por ver para tener la obligación de volver.
Ahí van algunas fotos.

Billiken.


Vistas desde la torre de Osaka.




Tapa de alcantarilla.


Torre de Osaka.


Ambiente gastronómico popular.


Jugadores de ajedrez japonés y go.


Por fin tuve este momento anagnórisis con nuestro querido Mazinger Z,
マジンガーZ. Estaba en la puerta de una tienda de muñecos transformers y derivados.

Este hombre anuncio tuvo que tener un mal karma en otras vidas para verse ahora con un impermeable en el centro de Osaka sosteniendo un cartel horas y horas.


Calle comercial.

Este muñeco que mueve los brazos es otra de las curiosas tradiciones de Osaka y la gente recorre medio país para hacerse la foto.

Restaurante de fugu o pez globo.


Este es el anuncio más famoso y tradicional de Osaka. Es de un caramelo que proporciona vitalidad. Como se ve, esta ciudad tiene un curioso y sano sentido de las tradiciones.


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